





Es una de las pocas humanas que aparecen en los juegos de Sonic con un papel transcendental en la historia. Apareció en "Sonic the Hedgehog" poseyendo un extraño don el cual cree concedido por Solaris, el dios adorado en la región de Soleana. Bondadosa con su pueblo y adorada por su don, con la ayuda de una esmeralda del caos es capaz de controlar las llamas a su antojo. Eggman pronto se interesa por ella y a pesar de que Sonic intenta evitarlo con todo su empeño, con un amor platónico entre princesa y erizo como trasfondo, su historia está predestinada a la tragedia. Sonic siente curiosidad por ella al ver que ha sido criada en ausencia de todo tipo de emociones y trata de enseñarle a disfrutar de ellas. Esto tendrá consecuencias cuando es revelado que el motivo por el que fue educada en ausencia de emociones se debe a que esconde un terrible secreto por el que bajo ningún concepto debe llorar jamás.